El mismo día que lo sacaron de su sepulcro, el niño, identificado como Ian Yasiel Quintanilla, fue llevado a varios centros hospitalarios de Santa Bárbara con el afán de mantenerlo con vida.

No obstante, finalmente fue declarado muerto, ese mismo día, en el último sanatorio a que lo remitieron, según información de TV Estrella.

Pese a ello, la familia decidió llevarlo a su casa en espera de un milagro, pero cuatro días después se resignaron a su muerte y el 18 de septiembre por la tarde fue enterrado nuevamente en el cementerio de la comunidad de La Ruidosa, en Protección, de donde había sido sacado supuestamente con vida.

Personas cercanas a la familia del niño los acompañaron durante la sepultura del pequeño.

El insólito hecho

Ian Yasiel fue declarado muerto por sus familiares sin la certificación forense respectiva el 8 de septiembre y seis días después fue desenterrado luego que vecinos aseguraron que lo escucharon llorar dentro de su tumba.

El infante había sufrido una catalepsia, fenómeno que consiste en que una persona no tiene signos vitales y aparenta haber perdido la vida, según información de La Tarde, de TSi.

Regularmente, según expertos, una persona puede permanecer 48 horas sin comer ni beber antes de que se den afecciones en su salud, pero sorpresivamente el niño habría seis días con vida en dichas condiciones.

El hecho trascendió fronteras y medios internacionales hicieron eco del hallazgo que no tuvo el final que la familia deseaba.

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