Si hay una combinación de factores que resulta ser una de las peores para los países en crisis como Honduras es la de un crecimiento económico muy débil y un costo de vida en espiral.

Los entendidos han previsto un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que rondaría 3.5 por ciento y un índice inflacionario que incluso llegaría a 11 por ciento.

Estos mismos estudiosos han advertido que hay una serie de factores que se combinan y que hacen prever que no se va a cumplir la meta respecto a un comportamiento regular o más o menos aceptable del PIB.

Entre estas situaciones se pueden mencionar la volatilidad del mercado internacional del petróleo que ha desembocado en una sostenida inflación y el peligro de una mayor pérdida de empleos en los países pobres como es el caso de Honduras.

El Plan Monetario 2022-2023 del Banco Central establece que “dado el conflicto entre Rusia y Ucrania, las perspectivas de crecimiento e inflación mundial están sujetas a una mayor incertidumbre” que también se reflejaría con mucha crudeza en Honduras.

Los mismos técnicos de la institución rectora de la política cambiaria y monetaria del país han concluido que los precios más altos de la energía y de los alimentos “provocan mayores presiones inflacionarias”.

Esto trae como efecto un deterioro de la capacidad adquisitiva de la población y, como consecuencia, una baja en la demanda de bienes y servicios; es decir, una lenta actividad económica.

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Como se sabe, la economía hondureña se ve influenciada por un menor crecimiento mundial, debido a las interrupciones en la actividad comercial y en la cadena de suministro, además de las dificultades en las condiciones financieras.

Los organismos de Centroamérica han analizado que el costo de vida en los países del área sigue en espiral y que, al cierre de 2022, podría llegar a nueve por ciento o más si se combinan todas las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania.

El Consejo Monetario Centroamericano ha considerado que los factores externos siguen generando una presión inflacionaria profundizada por el conflicto ruso-ucraniano, lo que dificulta el manejo de la política económica.

El mismo Estados Unidos sufre los precios más altos de su historia, por encima del ocho por ciento. Los reportes de prensa internacional se han hecho eco de que la inflación se ha convertido en un serio problema económico en la potencia del norte.

En Europa, el Índice de Precios al Consumidor escaló hasta el 7,5 por ciento. El incremento de los precios ha alcanzado costes nunca antes registrados en el viejo continente por la confrontación bélica Rusia-Ucrania, cuyos efectos se han extendido en el área energética y petrolera.

En Honduras, la actividad económica estancada y la inflación traen como resultado más pobreza y, obviamente, mayor injusticia social, un problema que las autoridades del país, en conjunto con todas las fuerzas productivas, deben discutir y analizar para encontrar soluciones de corto y mediano plazo a una crisis sin precedentes.