Las reacciones en el interior del país han sido de alto calibre, al solo ser emitido el fallo de culpabilidad para Antonio Hernández, hermano del mandatario Juan Orlando Hernández.

Como es sabido, el ex diputado fue declarado responsable de los cargos imputados por la Fiscalía del Distrito Sur de Estados Unidos: Tráfico de drogas, posesión de armas y dispositivos destructivos conspiración para usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos y falso testimonio brindado a agentes de la DEA.

Por estos delitos, el hermano del gobernante hondureño sería condenado a cárcel de por vida. La pena será determinada en enero de 2020, según lo informado en la Corte del Distrito Sur de Estados Unidos.

Tony Hernández culpable
El excongresista hondureño Juan Antonio Hernández fue condenado como culpable por traficar drogas en Estados Unidos.

El depuesto gobernante Manuel Zelaya Rosales, ha convocado a salir a las calles para manifestarse en forma pacífica, pero "contundente" y exigir la salida de Hernández del poder.

Además, ha exhortado a "reconstruir Honduras desde la plataforma de una Asamblea Nacional Constituyente para enfrentar lo que Zelaya Rosales llamó "la ilegalidad y la falta de legitimidad en que ha caído el país".

El presidente, de su lado, ha manifestado que se ha visto sorprendido por la "capacidad de los criminales de mentir y de negar las acciones del Estado de Honduras contra las actividades ilegales.

Ellos han utilizado sus mentiras como armas, replicó luego Hernández al remarcar: "Me causa sorpresa que fiscales de Estados Unidos le crean a criminales y que califiquen al país como un narco-Estado".

Ciertamente, la expectativa está puesta sobre lo que ocurrirá en lo doméstico en los días que vienen. Porque las posturas extremas pueden desencadenar en un caos con repercusiones sumamente negativas para la vida económica, social y política del país.

Y es que el aparato de justicia de Honduras frente al acoso del crimen organizado está entre signos de cuestionamiento.

Sin embargo, lo que urge es evitar que los brotes de descontento de varios segmentos del país no arrastren a la anarquía ni a la ingobernabilidad a Honduras, donde las mayorías están golpeadas por la desigualdad, la pobreza y otras pestes.