Los datos procesados por economistas ponen de relieve que solamente un millón 200 mil personas son beneficiadas con la mínima remuneración otorgada a los empleados en las distintas actividades productivas.
Casi dos millones reciben menos del salario mínimo y la mayoría de ellos están ocupados en la economía informal, detallan los estudios de expertos en el mercado laboral de Honduras.
Se calcula que medio millón son los que tienen un salario mínimo de forma permanente y otros 300,000 trabajadores son los que devengan uno o dos salarios mínimos.
Los empresarios y los obreros llegaron esta semana a un acuerdo sobre el incremento entre 5.5 y siete por ciento en el salario mínimo que será aplicado este año de manera retroactiva.
En la rama de la agricultura, silvicultura, caza y pesca el pago convenido por los patronos y los trabajadores será entre 8,581y 10, 876 lempiras este año, la escala más baja.
En los rubros de las minas y canteras y de la industria manufacturera, el salario para 2024 tendrá una variación entre 11,800 y 16,100 lempiras.
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Para las actividades de la construcción, comercio, hoteles y restaurantes se estableció un salario mínimo de 11,885 lempiras en las empresas con menor número de empleados, hasta llegar a 15,800 y 16,400 lempiras en la escala más alta.
En el renglón de transporte, almacenamiento y comunicaciones, los trabajadores recibirán de entre 11,900 y 16,500 lempiras mensuales, un monto muy similar al que fue acordado para quienes presten su fuerza laboral en las áreas de seguridad, limpieza, servicios comunales y actividades en hospitales.
Los establecimientos financieros, el área de bienes inmuebles, y el rubro de la electricidad, gas y agua, son los que aparecen con el monto de salario mínimo más elevado: una variación entre 12,100 y 16,800 lempiras mensuales.
Los criterios son encontrados entre los empresarios y los obreros respecto a la fijación anual del salario mínimo. Unos, piensan que esta variable debería de ser aplicada automáticamente; otros, son del criterio que las negociaciones que tienen lugar cada año sólo beneficia a un grupo minúsculo de empleados.
Las condiciones de trabajo en Honduras son precarias y, por otra parte, la gran mayoría de la población económicamente activa no encuentran una fuente de ingresos que les permita cubrir sus necesidades elementales.
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