La fiesta en la ciudad de Texistepeque, ahora parte del distrito de Santa Ana Norte, es toda una tradición. En este municipio occidental, es famosa por la lucha entre el bien y el mal que se extiende por casi tres horas.

La tradicional ceremonia de Los Talcigüines atrae no sólo a los residentes y turistas locales, sino que su reputación ha cruzado fronteras y también resuena en el extranjero.

El drama teatral de tinte religioso representa las tentaciones de Jesús en el desierto y mientras el actor que interpreta a Cristo recorre las calles principales, el grupo de Talcigüines atormenta a los visitantes, castigándolos para que purguen los pecados.

Aunque la vida de las cofradías en la ciudad de Izalco, en el distrito de Sonsonate Este, parece extinguirse con los años, una de las procesiones más vistosas de este legado colonial ha sido la de Los Cristos.

Esta solemne procesión realizada en los días grandes, se iniciaba en horas de la tarde y concluía en la mañana del siguiente día.

Es una expresión cultural que incluye 12 imágenes de Cristo y es encabezada por cuatro representantes de las 13 cofradías participantes. Cada uno de los grupos porta, además de la imagen de Jesús, el distintivo de su congregación. Esta tradición religiosa-cultural surgió en 1882, según narran los historiadores religiosos.

Al norte del territorio salvadoreño, en la región de Cabañas Este, el municipio de Sensuntepeque se ha hecho famoso por una alfombra de sal gigante.

La espectacular obra de arte mide no menos de 150 metros y en su elaboración participan decenas de residentes.

Se utilizan 8000 libras de sal, colorantes, mucho ingenio y sacrificio, pues son horas de trabajo, bajo el sol y en medio de una ola de calor que atormenta a los voluntarios.

Pero el esfuerzo lo vale, ahora es una de las grandes atracciones de la localidad en la Semana Santa. Estas creativas alfombras son elaboradas para que la procesión del Santo Entierro pase sobre ellas.

La Semana Santa no es solo para conmemorar la Muerte y Resurrección de Jesucristo, sino que sirve para recrear otros pasajes de la Biblia como la traición que fue objeto el Señor por parte de unos de sus apóstoles: Judas Iscariote.

En muchos pueblos de El Salvador, como en otras naciones latinoamericanas, colgar un muñeco que representa a Judas, o quemarlo, forma parte de la tradición de la Semana Mayor.

Pero en Anamorós, del distrito de La Unión Norte, la tradición incluye el Testamento de Judas. Esto ocurre la noche del Sábado Santo.

Se trata de una forma de representar la traición de Judas, pero hacia los vecinos, quienes se ven sorprendidos cuando “desaparecen” algunos bienes de los patios de las casas, e incluso animales domésticos o de granja. 

El día siguiente, los objetos que fueron sustraídos de las viviendas, incluso de los cantones cercanos son dejados con el nombre de sus propietarios, en el parque central de la localidad.

Cerca de los objetos aparece un muñeco colgado, que representa a Judas. Cada objeto aparece con el nombre del propietario y un testamento para recordar la traición.

Otra de las tradiciones que enriquecen la Semana Mayor al oriente de El Salvador es la de "Las travesuras de los judíos".

En varias zonas del norte de esta zona del oriente de El Salvador es común escuchar la frase "parecés judío de Semana Santa", en referencia al grupo de jóvenes que se disfrazan para recorrer las calles repartiendo besos y abrazos a los habitantes.

Esta expresión cultural emula a aquellos judíos que rechazaron, se burlaron, humillaron y condenaron a Jesús a morir en la cruz.

Además de disfrazarse y usar máscaras, “los traviesos judíos” cargan un muñeco elaborado de paja que representa a Judas el Iscariote, en recuerdo de la traición del apóstol.

Así transcurre la Semana Santa en El Salvador.

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