Es cierto que se han dado pasos hacia adelante en la alfabetización, pero la deuda pendiente en cuanto a la instrucción de la población en la lecto-escritura es muy alta todavía.

Tal es lo que subraya un estudio en torno al desempeño del sistema educativo en todo su contexto. En el mismo se destaca que el analfabetismo nada más se redujo en tres por ciento en los últimos años.

Las mediciones más recientes señalan que el 11 por ciento de los hondureños mayores de 15 años se encuentra todavía en la oscuridad, porque no sabe leer ni escribir.

Es un porcentaje elevado, ya que en Costa Rica llega a 3.2 por ciento; en Panamá, la tasa de analfabetismo es de 5.5; y en Nicaragua, es de 7.5 por ciento.

Existe un avance en lo relativo a lograr que más hondureños aprendan siquiera a leer y a escribir, reconocen los especialistas. Sin embargo, estos cambios son muy lentos.

Los mismos especialistas consideran que hay que tomar en cuenta una premisa. Y es que el analfabetismo adulto disminuirá solamente en la medida que los niños ingresen y permanezcan en la escuela.

Con base en los informes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se obtiene que la población rural es la que alcanza menos grados de estudio.

En el segmento masculino, la formación educativa alcanza seis años en promedio, mientras que entre el sexo femenino los grados de enseñanza equivalen a seis años y medio.

En las comunidades urbanas, el nivel de instrucción formal es más elevado: De nueve años para ser más precisos, señalan los informes de organismos gubernamentales.

Sobresale que en la región urbana, la escolaridad llega a los nueve años en promedio. En el caso específico del Distrito Central, el nivel de instrucción se eleva a diez años y en San Pedro Sula es de un poco más de nueve años.

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Estos datos están concatenados con el analfabetismo que es de once por ciento a nivel nacional. Este valor es más bajo entre la población de 15 a 24 años, con una tasa entre cuatro y cinco por ciento.

En cambio, en el grupo entre 45 y 60 años y más, el indicador de personas que no saben leer y escribir varía entre 15 y 30 por ciento, con una incidencia más profunda entre la población de la tercera edad o adultos mayores.