De rodillas y con sus manos extendidas hacia el cielo, integrantes del Cuerpo de Bomberos rindieron su gratitud a Dios por la lluvia que cayó este jueves sobre la capital hondureña.

La lluvia, es una aliada para los guardianes del bosque que luchan para sofocar los incendios forestales que se registran a nivel nacional, la mayoría provocados por la mano criminal del hombre.

Los departamentos que muestran la mayor superficie destruida por las llamas son Gracias a Dios con 4,300 hectáreas; Francisco Morazán, donde ya suman 3,700 hectáreas arrasadas por el fuego; y Olancho, con más de 2,900 hectáreas.

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Más del 98 por ciento de los incendios forestales son provocados por el hombre, estima el Instituto de Conservación Forestal.

Por otra parte, la lluvia es un respiro para la población hondureña, la cual enfrenta problemas con racionamientos en la distribución de agua potable, debido a los bajos niveles de las represas capitalinas.

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