Volvía el Barcelona a la Champions League con la obligación de borrar la imagen de Anfield y estuvo muy lejos de conseguirlo. La vida, que siempre da segundas oportunidades, le presentó un encuentro similar, en Dortmund, para redimirse.

Pero los azulgranas, como les ha pasado en cada una de sus últimas salidas, estuvieron lejos de la imagen de equipo temible que construyeron durante la última década.

Al final, la diferencia con el partido que los 'culés' querían borrar de la mente de sus aficionados solo estuvo en la portería, donde Ter Stegen evitó una derrota cantada y, visto lo visto en la segunda parte, merecida.