En plena crisis provocada por la falta de agua, quienes se dedican al acarreo del vital líquido pretenden sacar el mayor provecho para ellos, pero a costa de todo tipo de abusos en perjuicio de los necesitados.

El barril que antes era comercializado entre 35 y 40 lempiras, ahora es vendido hasta por 70 lempiras, lo que representa una elevación de cien por ciento en su valor.

Funcionarios del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), reafirmaron que el programa de distribución de agua se mantendrá bajo un esquema de racionamiento extendido.

La entrega de agua se ha reducido en su frecuencia, de manera que los pobladores de algunos sectores cuentan con el servicio dos veces, si no es que una vez al mes.

El nivel de las represas ha disminuido a menos del 40 por ciento y, para mayores males, la perforación de pozos ya no es una alternativa viable, y los que están en operación casi llegan a su agotamiento.

La única esperanza es que en el próximo trimestre las lluvias sean torrenciales, en tal incidencia que los embalses recuperen su nivel y el suministro de agua se normalice.