La suposición subyacente era que, si trabajabas lo suficiente durante el tiempo suficiente, tendrías éxito. Sin embargo, este consejo pasa por alto un punto importante: La mayoría de las personas fracasan no por falta de esfuerzo, sino porque su esfuerzo estuvo mal dirigido o desalineado con sus intereses.

No me malinterprete. El trabajo duro es importante para el éxito. Y si bien el trabajo duro y el éxito ciertamente están correlacionados, la correlación no es causalidad.
Si usted es nuevo en una organización y quiere salir adelante, o simplemente ingresa a la fuerza laboral y trata de averiguar dónde enfocar sus esfuerzos, utilice estos conocimientos como guía.

Explore primero

Como profesional que inicia su carrera, es posible que no siempre sepa hacia dónde dirigir su arduo trabajo. Y eso está bien. Todavía está en el comienzo de su carrera, descubriendo sus valores e intereses.

Asegúrese de darse tiempo y espacio para explorar. Descubrir lo que le apasiona, en lugar de lanzarse “con todo” y agotarse tan pronto como consiga un trabajo, dará sus frutos a largo plazo.

Use la regla del 80-20

El principio de Pareto, o la regla del 80-20, sugiere que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas. Para aplicar esto a su propia carrera, piénselo de esta manera: No se concentre en todo, trabaje duro en las tareas, proyectos o roles vitales que le brindarán los mejores resultados.

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Observe detenidamente todo lo que hace. ¿Qué tareas y proyectos tienen el mayor impacto para acercarlo a sus objetivos? Una vez que descubra que no todo en lo que trabaja tiene la misma importancia, puede entrenarse para priorizar las acciones que mueven la aguja.

Comience su día trabajando en algunas actividades vitales. Una vez que las haya terminado, pase a las tareas que debe realizar para cumplir con las expectativas laborales establecidas por su gerente.

Priorice los sistemas por encima de los objetivos

Recuerde que tanto las personas exitosas como las no exitosas tienen objetivos similares, ambas quieren ganar. La diferencia radica en contar con sistemas que hagan que su arduo trabajo importe. La mejor parte de contar con buenos sistemas es que puede lograr sus objetivos con relativamente menos esfuerzo, ya que es probable que aumenten su rendimiento.

Fundamentalmente, los sistemas tratan de inculcar hábitos diarios que le ayuden a realizar sus tareas de forma más eficiente. Esto requiere un compromiso personal para desarrollar procesos que le ayudarán a mejorar continuamente.

El sistema que construya dependerá de su industria y su objetivo. La clave es dar un paso atrás, mirar el panorama general y comprender los pasos que se deben seguir para lograr un impacto duradero, en lugar de asegurar una victoria rápida.

Si siente que está dedicando horas y no logra los resultados deseados, es posible que aumentar sus esfuerzos no sea la respuesta. Piense si su arduo trabajo está dirigido correctamente o si puede que esté esforzándose demasiado en cosas que tienen poco impacto. Si bien el trabajo duro puede ayudarlo a establecerse en un trabajo, sólo lo llevará hasta cierto punto.

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