Para construir un destino promisorio, todos los hondureños debemos de mostrar una voluntad sincera y emprender acciones que permitan fortalecer nuestra democracia.

Porque la problemática nuestra es muy compleja. Las dificultades de orden económico, social y político por las que atraviesa la mayoría de la población requiere de grandes soluciones consensuadas.

Es cierto que son problemas estructurales que hemos arrastrado por décadas enteras, pero también es innegable que no hemos definido un rumbo para encontrarle una salida a cada uno de los males que nos agobian.

La banda de la pobreza se ha ensanchado, el desequilibrio social es acentuado, la corrupción y la impunidad han ido en espiral y la violencia criminal ha echado más raíces.

Nos hemos convertido en un país donde falta un liderazgo legítimo que nos conduzca hacia puerto seguro y donde se impone la irracionalidad en el ejercicio de los contrapesos de nuestro sistema político-institucional.

Hemos perdido la oportunidad de articular una visión de país y de edificar un proyecto de nación. Las crisis políticas nos han dejado confrontaciones enfermizas que en nada nos viene a ventaja para la finalidad de salir de nuestro rezago.

Hoy más que nunca, los hondureños estamos urgidos de encontrar legítimos representantes del poder popular y del concurso de verdaderos líderes que marquen el norte de este país a la deriva.

La consecución de ese gran propósito pasa por la ejecución de acciones que estén en concordancia con los grandes retos del país, uno de los cuales se trata de profundizar una democracia participativa e incluyente.

Sano es que los hondureños nos reflejemos en el espejo de muchos pueblos de América Latina que han salido en multitud a las calles, porque ya se cansaron de su exclusión y ahora claman por reformas sustanciales a las políticas económicas y sociales de sus países.

En nuestra Honduras han de prevalecer en todo tiempo la justicia, la dignidad y la igualdad. Encontremos juntos, gobernantes y pueblo, el camino hacia ese estado de bienestar general.

Esta convicción la hacemos nuestra en HRN, la emisora de mayor credibilidad, la de más penetración y la que está ligada al corazón del pueblo.

¿Quiénes son los principales actores y responsables de nuestra problemática? ¿Cuáles son las causas, consecuencias y potenciales soluciones a nuestros males estructurales?

En HRN apostamos por una profunda reflexión acerca de nuestro presente y futuro, con vistas a interpretar nuestra realidad y encontrar las respuestas salomónicas a nuestros crónicos padecimientos.

¡Todo por Honduras!