La solidaridad, el amor al prójimo y la hermandad son valores entre los hondureños que cada año salen a relucir cuando la Teletón marca su inicio, con una meta económica que busca cumplir para seguir regalando esperanzas a sus miles de pacientes.

Así ha quedado demostrado desde hace tres décadas y media, cada vez que se convoca a decir “presente” en la cruzada de la Teletón, el gran legado del empresario y filántropo, don José Rafael Ferrari, y que ahora mantiene vivo el licenciado Rafael Enrique Villeda Ferrari con profundo compromiso y conciencia humanitaria.

Este viernes y sábado Honduras entera está invitada a escribir una nueva historia de amor, de misericordia y de identificación con una noble causa a favor de la población con capacidades especiales.

En el mes más esperado del año, el nuevo milagro de amor y de esperanza se espera lograr en las 27 horas de duración de la Teletón 2022 que este año tiene como objetivo la recaudación de 70 millones de lempiras para el sostenimiento de sus seis centros regionales y de tres unidades comunitarias de rehabilitación.

“35 años acercándonos”. Esta frase resume toda la labor desarrollada por la Teletón, fundada en 1987 con la misión de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas con limitaciones y la de sus familias, a través de la prevención, la rehabilitación integral y la inclusión.

La Teletón-Honduras se ha consolidado como el símbolo de solidaridad de los hondureños, pero también es la fuerza del amor y la voz que nos exhorta a asumir un compromiso sincero con los semejantes que necesitan de nuestro apoyo.

En más de tres décadas la fundación de nobles propósitos ha estado cerca de la población vulnerable; es decir, de los compatriotas que requieren ser insertados en la sociedad en igualdad de oportunidades.

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En 35 años se ha hecho la luz de la esperanza para los pacientes con limitaciones de diversa naturaleza. En 2022, nuevamente, los hondureños estamos animados a ser parte de la razón humanitaria que persigue la Teletón y abrazar esta gran jornada de amor, de fe y de solidaridad.

Es un esfuerzo, una suma de voluntades y una expresión de altruismo y de compasión que debe perdurar "toda la vida", porque es una obra buena y justa que, además, nos une y nos hace más sensibles a las necesidades de los demás.

Atendamos este llamado a la generosidad, a expresar nuestro amor al prójimo, fortalecer la unidad y mantener viva la lama de la esperanza por una Honduras mejor.

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