En tiempos en que la escasez del agua no es un conflicto, sino que ha hecho "crisis", el debate gira alrededor de la necesidad de construir una base de preservación de los recursos naturales.

Se sabe que una cuarta parte del territorio nacional se encuentra bajo declaración de “área protegida”; esto es, más de un millón de hectáreas.

Pero, de más de un centenar de reservas naturales, apenas unas 30 cuentan con planes de manejo y ninguna de ellas tiene respaldo financiero.

Los resultados son los esperados y se ven reflejados en los efectos del cambio climático, los erráticos regímenes de lluvia y la alarmante disminución en los niveles de las represas. Nunca como ahora la desesperación de los pobladores de la mayoría del territorio nacional se había desbordado como ahora.

El panorama sigue siendo sombrío a pesar de las precipitaciones registradas en los últimos días, ya que no han sido suficientes para elevar de manera sustancial el nivel de las represas de la capital.

El pronóstico sobre el estado del tiempo, señala que en el transcurso de la semana las lluvias dejarán acumulados entre cinco y diez milímetros de agua que, si bien es cierto, no es un volumen sustancial, pero sí contribuirá a aliviar la situación.

La carta meteorológica señala que las lluvias se registrarán en los días que vienen con más intensidad en las regiones central, occidental, sur y oriental.

La población que es abastecida por la fuente de El Picacho, ha comenzado a recibir el servicio con mayor frecuencia; aunque el nivel de agua todavía es bajo. 

El embalse Los Laureles llega a la mitad de su capacidad y la represa La Concepción es la que muestra la lectura más baja, lo que significa, el menor grado de recuperación, porque de 6.2 millones de metros cúbicos, ha pasado a únicamente 6.7 millones.

La entrega a cuenta gotas del servicio es una dificultad que se extenderá hasta los primeros cinco o seis meses de 2020, independientemente si los acumulados que caigan en los meses que quedan del presente año alcancen buenos volúmenes.