Una cifra que se ha manejado para graficar la problemática laboral es la que indica que anualmente al menos 200,000 jóvenes se suman a las filas de desempleados.

Se estima que en Honduras unos dos millones de personas enfrentan dificultades como el subempleo, el desaliento laboral o la desocupación en sus diferentes modalidades.

Un análisis del Colegio de Economistas destaca que siete de cada diez hondureños que forman parte de la población de siete millones en edad para trabajar enfrenta trabas como el subempleo, tanto visible como invisible.

El visible es cuando una persona quiere trabajar en una jornada completa, pero sólo tienen acceso a media jornada y el invisible sucede cuando se desempeña a tiempo completo pero el pago es más bajo.

Más indicadores grafican las penurias laborales de los hondureños. Y es que de una población económicamente activa de 4.3 millones de personas, apenas 1,9 millones cuentan con una actividad asalariada y 2.4 millones se desenvuelven en un estado de fragilidad, ya que trabajan por cuenta propia, en oficios domésticos o en iniciativas familiares no remuneradas.

Las organizaciones obreras sostienen que el índice de desempleo en el país ha aumentado y esto ha provocado un incremento en la cantidad de compatriotas que emigran irregularmente.

Según las cifras que manejan las confederaciones de trabajadores, en el país un millón de personas no tienen empleo y se ven obligados a huir o dedicarse a quehaceres de comercio ambulante.

Los organismos sociales han abogado por condiciones favorables a la creación de empleos. Un alto porcentaje de puestos laborales ha desaparecido por la falta de inversión pública y privada, la inseguridad jurídica y la violencia galopante.

Las ciudades donde la proporción de desempleo es más profunda son San Pedro Sula y Puerto Cortés, en Cortés; Tegucigalpa, Francisco Morazán; y Choluteca, en el departamento del mismo nombre.