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En la homilía dominical de la Iglesia Católica celebrada este domingo 10 de noviembre, el padre Carlo Magno Núñez, rector de la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa, destacó la importancia de practicar la generosidad y la solidaridad con el prójimo, resaltando que la misma no debe provenir del "dinero sucio" o del que "está manchado de sangre'.



En base a la lectura de este día, que fue sobre la ofrenda de la mujer viuda y pobre, el sacerdote precisó que en estas palabras puede verse que "la generosidad la mide el Señor no porque se dé mucho o poco, sino por cuánto significa".



"La limosna, a los ojos de Dios, tiene un valor relativo de cuánto nos estamos desprendiendo y qué confianza nosotros entregamos en ella", señaló el religioso.



Es así que el padre Magno destacó que "la limosna implica darse uno mismo y, para darse a uno mismo, habrá que privarse de algo que necesitamos".



"Hoy las lecturas en este domingo nos trae estos dos ejemplos para que nosotros pensemos también en nuestra generosidad", añadió.



<h2>La limosna, un gesto caritativo</h2>



El rector de la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa reiteró la cualidad de la persona caritativa, quien es diferente -a nivel espiritual- a un filántropo.



Y es que el padre Carlo Magno manifestó que el filántropo "es aquel que ayuda, que da lo que le sobra, que hace fundaciones para ayudar a los pobres, pero que no se desprende de nada".



En contraparte, "caritativo es aquel que da de lo que le necesita, de aquel que piensa en Dios ayudando al que necesita".



De esa manera, el sacerdote precisó que "no podemos ser simples filántropos en la vida", sino que "tenemos que velar también por nuestros hermanos".



"Nuestra caridad no puede ser una 'mera' filantropía, que nuestra limosna no provenga de nuestra abundancia y, por supuesto, del dinero sucio, del dinero que proviene de la explotación, del dinero que proviene de la injusticia, del dinero que está manchado de sangre", añadió.



<h3>La ofrenda de la mujer viuda y pobre</h3>



En Marcos 12:41-44 se encuentra la historia de la mujer viuda y pobre, quien dio todo lo que tenía para vivir como ofrenda.



Este pasaje bíblico habla que Jesús, estando sentado cerca de la caja del dinero del templo, observaba a la gente dando sus ofrendas, entre ellos personas adineradas que entregaban bastante dinero.



Sin embargo, Jesús hizo énfasis -y puso de ejemplo a sus seguidores- en una mujer que solamente entregó dos monedas de cobre que tenían poco valor.



Lo anterior debido a que -dice el versículo- "esa pobre viuda echó más que todos demás a la caja del tesoro del templo. Porque los demás dieron de lo que les sobraba, pero ella, a pesar de su pobreza, entregó todo lo que tenía para vivir".



Otro ejemplo de generosidad, el cual figura como el modelo máximo de este valor es Jesús, destacó el padre Carlo Magno Núñez, pues "se entregó a sí mismo para darnos vida" y "para dar salvación a la humanidad".