El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva optó por continuar en la celda donde cumple una pena por corrupción hace más de un año, en vez de pasar al régimen semiabierto o domiciliar, beneficios a los que tiene derecho a partir de este lunes, informó su defensa.

Lula (2003-2010), encarcelado desde el 7 de abril de 2018, paga una sentencia de ocho años y diez meses en la sede la policía federal de Curitiba (sur).

El exmandatario cumplió este lunes un sexto de su pena, por lo que la ley brasileña lo habilita a solicitar el pase a régimen semiabierto, que le permite trabajar durante el día y volver a su celda para dormir; o incluso al domiciliar, con el que podría regresar a su residencia en el interior de Sao Paulo, portando una tobillera electrónica.

"El expresidente Lula está consciente de su derecho de pedir la progresión del régimen y optó por no presentar el pedido porque persigue el restablecimiento pleno de su libertad, junto con el reconocimiento de que fue víctima de procesos contaminados por nulidades como las sospechas (de parcialidad) del exjuez Sérgio Moro" que lo condenó, dijo la defensa en un comunicado.

Lula, de 73 años, niega todas las acusaciones en su contra y se dice víctima de una componenda política para impedirlo de participar en las elecciones presidenciales de 2018, cuyos sondeos lideraba incluso después de su detención en abril.

Este  próximo miércoles, el órgano judicial discutirá otra sentencia que se encuadra en las mismas características. El precedente podría ser utilizado para anular casi todas las condenas de la operación, incluyendo la del expresidente Lula, advirtió el equipo de la Lava Jato. Globovisión.