La instauración de una Asamblea Nacional Constituyente vaya que sigue dándole vueltas en la cabeza y a lo mejor, en el estómago, a algunos.

No se trata entonces –como pareciera- de una cortina de humo nada más, como tampoco de una trasnochada aspiración alimentada al calor de las alocadas pasiones políticas partidistas domésticas.

Vean ustedes que se mantiene en pie!. Si es que hay algunos que incluso, conscientemente, siguen alimentando, todavía con cierta estridencia, estos cantos de sirena con los que nos quieren vender un esquema libertador, liberador, encantador, mágico incluso.

Vendedores de humo que sin embargo comercializan –digamos- un poder constituyente como una especie de vía democrática para un diálogo amplio, que no restringe a los partidos políticos, que no atenta contra el poder constituido, que no va a darle el tiro de gracia al ordenamiento económico, que más bien empoderará y consolidará, tal cual lo más parecido al paraíso, el estado democrático y social de derecho y justicia. Miren que maravilloso esquema!

…El adiós a la miseria, la opresión, la corrupción, la desesperanza, a todos los problemas del país pues, para darle la bienvenida a un verdadero e idílico estado de derecho, democrático y representativo!

Preocupa sí, que existan ciertos sectores que encantados por estos cantos de sirena no se den cuenta de que los poderes constituyentes, tal cual modelo venezolano, por ejemplo, se terminan arrogando el mismísimo poder constituyente, convirtiéndose en un estructura de poder supremo, ilimitado, incontrolable, soberano, extraordinario, unitario, que lo primero que haría sería darle el tiro de gracia a las instituciones y organismos, públicos y privados.

Y tenemos que poner el ejemplo venezolano, porque los que andan en la onda de ese modelo que sustituyó e intervino el resto de los poderes constituidos en el país sudamericano, dejándolos subordinados totalmente a la asamblea constituyente, son los mismos que se congraciaron y siguen congraciados con los chavistas maduristas que a punta de ese esquema se arrogaron todo el poder constituyente hasta convertir a Venezuela en lo que hoy es.

De ahí que hay que estar alerta a lo que aquí andan tramando. ¿o es que queremos para nuestro país lo que en la nación bolivariana terminaron encadenando?. Un modelo de arbitrariedades, abusos e ilegalidades que han conculcado las libertades democráticas del pueblo venezolano.

Lo que los hondureños queremos es comida, trabajo, medicinas, seguridad, ingresos, libertad. Salvo que una asamblea nacional constituyente nos dé eso y más.