Han sido muy pocos los cambios en las prácticas educativas, lo  que deriva en la falta de verdaderos procesos de transparencia y de rendición de cuentas sobre el estado del sistema educativo.

La mayoría de los análisis elaborados sobre el estado de la educación en Honduras comparten una conclusión simple: y es que la evaluación de los aprendizajes tiene poco impacto.

El informe llamado "Educación, una deuda pendiente", señala que la información que se desprende de las evaluaciones estandarizadas no tienen mayor incidencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Se sabe que la evaluación es un proceso necesario para tomar decisiones y aplicar ajustes en aras de mejorar la impartición de conocimientos y elevar la calidad de los servicios educativos.

Sin embargo, no es suficiente. Los estudios apuntan que los datos generados por las evaluaciones terminan por tener una reducida o nula incidencia en el aprendizaje de los alumnos y en su desempeño.

Un texto elaborado por los autores German Moncada y Karla Abuslim subraya que los datos arrojados por la medición del aprendizaje de los alumnos "han sido escasamente usados o al menos empleados de manera simbólica".

Estos expertos han afirmado que más bien han servido para restarle mérito al desempeño de los docentes y para fortalecer o empobrecer las competencias de las instituciones educativas.

También se ha hecho hincapié en que han sido muy pocos los cambios en las prácticas educativas, lo que deriva en la falta de verdaderos procesos de transparencia y de rendición de cuentas sobre el estado del sistema educativo.

La información que se desprende de las evaluaciones practicadas a los estudiantes no tiene mayor impacto; tampoco lleva a consecuencias importantes para mejorar las competencias y la calidad de la educación.

Es mínimo el impacto que tienen las "evaluaciones estandarizadas" sobre el sentido de responsabilidad de los principales actores del quehacer educativo.

Y para que el aparato educativo sea impactado y tenga cambios importantes, es necesario que las evaluaciones sobre los conocimientos adquiridos por los estudiantes tengan un alcance más amplio y sea parte de una estrategia de política pública.

Los estudios indican que en Español, los alumnos hondureños obtienen una calificación promedio de 51 por ciento y en Matemáticas, la nota es de 46 por ciento.

Los malos resultados obtenidos por los alumnos hondureños se mantienen. De esto se deduce que Honduras necesita darle un giro a los métodos de evaluación y adoptar el llamado “modelo constructivista” que está orientado al análisis, el razonamiento y la capacidad de plantear soluciones a los problemas.