La etapa más crítica en el abastecimiento de agua potable está por venir.

Y es que el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) pondrá en vigencia un programa de entrega del vital líquido cada siete u ocho días, en promedio, en razón de los niveles de las represas que han llegado a su mínimo histórico.

Como se sabe, las represas La Concepción y Los Laureles, igual que la fuente de El Picacho, han tenido una caída en sus volúmenes de almacenamiento, de manera que actualmente sus lecturas están por debajo del 40 por ciento.

La disponibilidad de agua apenas alcanza para la demanda hasta el 24 de noviembre, pero si no llueve en octubre, el calendario de entrega será revisado y ampliado el período de racionamiento. Las opciones siguen puestas sobre la perforación de pozos.