• Los funcionarios de la Secretaría de Salud han alertado que por cada persona que ha dado positivo en las pruebas de laboratorio habría infectado a un millar, lo que significa que en Honduras habría alrededor de 52 mil portadores del nuevo virus.

Los casos confirmados del nuevo virus siguen en crecimiento exponencial en Honduras, lo que da sustento a la advertencia de los especialistas en el sentido que la población debe permanecer en aislamiento domiciliario.

En promedio, cada 24 horas son diagnosticados entre tres y cuatro cuadros del covid-19, mientras que el número de sospechosos aumenta en un porcentaje indeterminado.

Los funcionarios de la Secretaría de Salud han alertado que por cada persona que ha dado positivo en las pruebas de laboratorio habría infectado a un millar, lo que significa que en Honduras habría alrededor de 52 mil portadores del nuevo virus.

Las autoridades mantienen las medidas de restricción que recomiendan los especialistas en virología y epidemiología. Algunas de tales restricciones se han tornado flexibles para permitir que la población se aprovisione de alimentos, insumos de limpieza y medicinas.

Pero la preocupación gira en torno a los alcances de la pandemia sobre las condiciones de la salud del pueblo, el aparato económico y el tejido social.

Los diferentes sectores han exhortado a establecer un balance entre la necesidad de rescatar la economía de su declive y la urgencia por mantener la paz social en su entera definición.

Ante tal disyuntiva, líderes y dirigentes de los diversos sectores se han pronunciado a favor de un acuerdo sin precedentes para salvar a Honduras.

En el resto de países del istmo y de América Latina, los gobiernos han adoptado las resoluciones que caben para mantener a la gente en cuarentena, garantizar la alimentación y –a la vez- evitar que las economías entren en un estado de postración irreversible o en una condición de ruina total.

Como es ampliamente conocido, en Honduras está en vigor un toque de queda a nivel nacional y un plan tendiente a suministrar alimentos básicos a 800,000 familias de bajos recursos económicos.

En Guatemala está impuesto un toque de queda, paralizada la producción “no esencial” y cerradas las fronteras a extranjeros. Asimismo, se ha prohibido la circulación del transporte público y se ha incitado a la empresa privada a adoptar un esquema de “teletrabajo”, que no es más que el desarrollo de tareas por parte de los empleados desde sus casas.

La Administración del presidente, Alejandro Giammattei, ha urgido la ampliación presupuestaria por 915 millones de dólares para la reactivación de la economía.

En El Salvador prima un régimen de aislamiento por 30 días, la restricción de la libre movilización, el cierre de puertos, aeropuertos y fronteras. Además, se ha determinado la suspensión temporal del pago de los servicios de agua, electricidad, teléfono, internet y tarjetas de crédito.

¿Qué ocurre en Nicaragua? En ese país, la empresa privada llamó a la población a no salir de sus hogares y la Iglesia Católica evalúa el cierre de los templos por el riesgo a que los contagios se propaguen de manera inmoderada.

En Costa Rica, las autoridades han clausurado las fronteras terrestres, aéreas y marítimas. Se ha impedido la entrada de extranjeros y están suspendidas las clases, los conciertos y el acceso a parques nacionales.

Mientras tanto, en Panamá existe una cuarentena total obligatoria con excepción de dos horas al día que son utilizadas para la compra de alimentos y medicinas.

Están bloqueadas, igualmente, las fronteras aéreas, marítimas y terrestres, los foráneos no pueden ingresar, los eventos masivos están clausurados y las clases se encuentran interrumpidas.

Honduras está en la encrucijada. Enfrenta el riesgo múltiple en su sistema sanitario, en su aparato económico y en su desgastado y precario tejido social.