Honduras es un país de diversidad étnica, pero la discriminación de los grupos autóctonos es patente en lo que se refiere al acceso a la educación.

Así lo pone de manifiesto un análisis titulado: "Educación, una Deuda Pendiente", en el que se hace constar que los sectores minoritarios de afro-descendientes e indígenas tienen menos posibilidades de asistir a clases.

Ellos representan el 10 por ciento de la población total y están distribuidos en 15 de los 18 departamentos del país, con mayor concentración en Gracias a Dios, Colón, Olancho, Lempira e Intibucá.

Los datos señalan que las tasas de analfabetismo de los grupos indígenas son superiores al promedio nacional. Se ha establecido que los lencas son los que presentan un importante grado de desconocimiento en lecto-escritura, pese a que conforman el 50 por ciento de la población étnica.

El analfabetismo entre esa comunidad se ubica siete puntos arriba de la media nacional que ronda el 11 por ciento, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Hace casi una década, los Tulipanes mostraban una tasa de analfabetismo de 32 por ciento; los Lencas y Maya-Chortí, tenían una medición de ignorancia de 22 por ciento.

En su orden, figuraban los Pech con 21 por ciento y los Misquitos con una tasa de 15 por ciento en 2012, cuando Honduras registraba una tasa de analfabetismo de 14.9 por ciento.

Los datos procesados por organismos que se ocupan de cuantificar las flaquezas del sistema educativo hondureño, revelan que más del 80 por ciento de los niños indígenas abandonan la escuela después de los primeros dos ciclos de enseñanza.

Al final, este alto grado de abandono de las aulas de clase se traduce en que únicamente el 3.5 por ciento de los jóvenes que pertenecen a los diferentes grupos autóctonos escala a la enseñanza superior.