De acuerdo con investigaciones de cuerpos élite de seguridad, el involucramiento de mujeres en agrupaciones criminales crece entre 10 y 15 por ciento anualmente.

La información procesada por los órganos de seguridad, investigación e inteligencia, revela que en 2020 han sido interceptadas y llevadas a la justicia a por lo menos 31 féminas que están directamente vinculadas con actividades de maras y pandillas.

Esto significa que cada dos días ha sido detenida una mujer, acusada por delitos como extorsión, sicariato, tráfico de drogas y trasiego de armas.

Durante 2019, las fuerzas que combaten a los grupos delictivos lograron la captura de más de dos centenares de mujeres; 170 de ellas, mayores de edad, y el resto adolescentes.

Luego de indagar a fondo su perfil y darles persecución, se ha establecido que estas mujeres han intensificado su participación en el cobro del impuesto de guerra y en la planificación de atentados y asesinatos.

Se trata de dos expresiones de la violencia que tiene de rodillas a sectores vulnerables y segmentos que tienen un peso vital sobre la actividad económica del país.

Las miembros del sexo femenino metidas en quehaceres ilícitos, han tomado progresivamente un mayor protagonismo, especialmente en las estructuras de maras y pandillas.

Hasta hace unos años, su rol no trascendía más allá de ser la pareja sentimental de integrantes de asociaciones ilícitas. Sin embargo, han escalado en sus posiciones.

No solamente son utilizadas como piezas clave para el movimiento de la extorsión, el asesinato y la venta y compra de estupefacientes y armas de fuego.

Las mujeres que viven sobre la línea delictiva han escalado posiciones de liderazgo, de tal manera que es común que asuman responsabilidades de coordinación cuando sus parejas son detenidos y llevados a las cárceles.

Son ellas quienes toman las riendas de las estructuras criminales que operan en puntos específicos del territorio nacional, señalan las investigaciones de los órganos élite.

En el caso de la extorsión, son generalmente las mujeres quienes tienen la administración de los recursos provenientes de dicha actividad ilícita y, en la variante del sicariato, las féminas han logrado un protagonismo más relevante en la planificación de hechos sangrientos.

Se ha enfatizado en que los grupos criminales se han movilizado rápidamente y se han establecido en zonas donde antes no tenían radio de acción.

Además, estas redes se han dado a la tarea de reclutar niñas y jóvenes que son adiestradas en la ejecución de delitos menores y de crímenes de impacto

Este año han sido capturados 285 miembros de organizaciones criminales a nivel nacional. Detrás de ellos, figura un porcentaje representativo de mujeres.