En los últimos tres años, la Empresa Energía Honduras no ha logrado disminuir las pérdidas, que es la esencia del contrato que esa firma externa suscribió con el Estado de Honduras.

Los perjuicios para el país son millonarios,  a tal grado que las deudas acumuladas de la estatal de energía llegan a 70,000 millones de dólares, según lo ha expuesto el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP).

Los análisis de coyuntura de los sectores de la iniciativa privada, la industria y conocedores de la materia tienen un criterio uniforme en cuanto a que el déficit de la ENEE pone a tambalear las finanzas del país.

En esta ruta, se ha advertido que el país está a las puertas de una crisis mayúscula si no son puestas en marcha medidas inmediatas para sacar de su desgracia el sistema de generación y distribución, lo cual pasa por la transformación de la ENEE.

La falta de voluntad política para enrumbar a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica y sacarla de sus ruinas es evidente, han afirmado los sectores que cuestionan por qué se ha dado tantas largas a la intervención, rescate y transformación de la entidad pública.

¿Falta de voluntad política? No es solamente esa condición la que ha prevalecido, sino la ausencia de certeza jurídica con la que es manejada la contratación de energía.

En términos simples se trata de una encrucijada entre las opacas negociaciones para la generación de potencia y la aplicación real de la Ley General de la Industria Eléctrica.

Los industriales organizados han exigido a la ENEE, los generadores, la Comisión Reguladora (CREE), la empresa Energía Honduras y al Gobierno Central que asuman su cuota de responsabilidad para corregir los entuertos en el referido campo.

En octubre de 2018, el sector privado, la Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (AHIBA) y la Asociación de Productores de Energía y el Gobierno Central llegaron a un Acuerdo Integral para el Rescate del Sub-sector Eléctrico.

¿Cuáles son los avances, a un año de haber arribado a dicho compromiso? Son nulos y muy pocos los avances reportados por los principales actores del problema.

Hasta octubre de 2019, el déficit acumulado sobrepasaba los 52,000 millones de lempiras, pero en diciembre de 2018 era de 45,000 millones de lempiras. Esto significa que en diez meses, el balance negativo entre los ingresos y los gastos aumentó en más de 7,000 millones de lempiras.

Hasta el décimo mes del año, las cuentas pendientes con los proveedores ascendían a 14,000 millones de lempiras. En diciembre de 2018, esta cifra era de 11,500 millones.

Y la deuda externa e interna de largo plazo pasó de 32,300 millones de lempiras -a finales de año pasado- a 33,600 millones de lempiras, a octubre de 2019.