Los abonados a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), son los que se han llevado la peor parte a causa del desastroso estado financiero de la institución.

Los estudios sobre el tema revelan que en los últimos dos años la factura por el suministro del servicio se ha incrementado en 78 por ciento; sin embargo, el salario mínimo apenas ha sido ajustado en 18 por ciento.

No solamente los asalariados, sino los empresarios e industriales han recibido el golpe de los aumentos en el valor del consumo de energía eléctrica.

Lo contradictorio es que, entre más fondos alimentan las arcas de la ENEE, más se profundizan las pérdidas de la institución y mucho más agudos son los problemas de generación, distribución y potencia.

Se sabe que de cada dólar que ingresa en la empresa, 78 centavos son entregados a los generadores privados, tanto de energía térmica como de potencia renovable.

Funcionarios de la estatal han indicado que siguen dos líneas de trabajo para el rescate de la misma. La eliminación de todos los contratos negociados a partir de los lineamientos de la ley anterior, es uno de los puntos en los que se interviene con prioridad.

Adicionalmente, se discute la creación de un instrumento legislativo que permita evacuar todos los problemas derivados de los contratos de potencia a un costo muy alto.

El balance de la situación financiera de la ENEE, al corte de julio, revela que el déficit acumulado alcanzaba una cifra superior a 52,600 millones de lempiras.

Las cuentas por pagar a los proveedores pasó de 11,400 millones de lempiras en diciembre de 2018 a 14,500 millones de lempiras en julio de 2019; es decir, un aumento de tres mil millones en siete meses.

Además, la deuda interna y externa de largo plazo era de 32,000 millones de lempiras hasta finales de año pasado, pero esta cifra ha subido hasta 33,500 millones de lempiras.

El desbalance de las finanzas de la ENEE es tal que la compra de potencia por parte de la institución absorbe más del 90 por ciento de sus ingresos que, en promedio, rondan los 2,000 millones de lempiras mensuales.

Y, en lo que respecta a sus pérdidas operativas, basta con señalar que el desfase entre los ingresos y los egresos varía entre 600 millones y 700 millones de lempiras mensualmente.

Se estima que la recuperación de la Empresa de Energía Eléctrica tardaría no menos de cinco años. Todo dependería de la estrategia planteada para reducir las pérdidas y renegociar los leoninos contratos suscritos con generadores térmicos y renovables.