El estancamiento de la economía nacional tiene muchos ángulos que es preciso analizar para saber en qué grado afectan al aparato productivo, pero hay un denominador común: Sus golpes van directo a las pequeñas y medianas empresas.

La inestabilidad política, la presión tributaria, la falta de asistencia financiera de parte del Gobierno y la caída de la inversión, son los factores que han creado un clima oscuro para hacer negocios.

Son, en su conjunto, las causas que están arrastrando a su desaparición a las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) o, bien, a su retroceso a las condiciones de hace una década, a juicio de empresarios e industriales.

Autoridades de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés son del criterio que el modo de operación del Servicio de Administración de Rentas se ha encargado de drenar los recursos de la economía hacia el sector público.

Los miembros de la entidad que agrupa al sector productivo sostienen que los impuestos que son desviados para el gasto improductivo son justamente los fondos que hacen falta para generar empleo y ampliar el circulante en la economía.

Los datos sobre la recaudación de tributos, contrastados con el crecimiento económico, concluyen que la recepción cada vez mayor de impuestos no ha incidido en un mejoramiento del aparato económico.

En los últimos tres años, el Producto Interno Bruto ha retrocedido en 2.3 por ciento. En 2016, la economía creció en 4.8 por ciento; en 2017, lo hizo en 3.8 por ciento; mientras en 2018, se situó en 3.7 por ciento.

Sin embargo, al término de 2019, el Producto Interno Bruto apenas tendrá una evolución entre 2.5 y 2.8 por ciento, de acuerdo con las proyecciones del Banco Centra..

El Presupuesto elaborado para el año entrante, establece como una de sus principales metas ingresos tributarios por el orden de 114,000 millones de lempiras, superior a los 108,000 millones que fueron previstos para el año en curso.

En 2018, el fisco recaudó 102,400 millones de lempiras; en 2017, la hacienda fue alimentada con más de 92,000 millones de lempiras y en 2016, la captación tributaria llegó a 88,700 millones de lempiras.

En el período de cuatro años comprendidos entre 2016 y 2019, la recaudación de impuestos se ha aumentado en más de veinte por ciento, pero la economía más bien se ha desacelerado con todas y sus consecuencias reflejada en el derrumbe de la inversión, el cierre de negocios y la pérdida de puestos laborales.