En Honduras, cada 22 horas es asesinada una mujer. Los feminicidios han recrudecido en los meses de octubre y noviembre con el agravante que la impunidad no se ha reducido, sino que tiende a ampliarse.

Las organizaciones de mujeres han reiterado este día una exigencia que no ha tenido eco: Que se investiguen los feminicidios que nunca más queden en el olvido.

Las activistas de los derechos de la población de sexo femenino han catalogado la violencia de género como "alarmante" y "terrible", pues basta con revisar las cifras que señalan que, en lo que va de este año, entre 315 y 320 mujeres han perdido la vida en escenas sangrientas.

Las mujeres no pueden segur muriendo de esta manera. Es condenable que las instituciones de seguridad se limiten a levantar los cuerpos de las víctimas y que dejen de lejos las labores de investigación, resienten los colectivos que fuerzan por la igualdad de género.

Los asesinos caminan con toda libertad por las calles y elaboran sus "macabros" planes para identificar quiénes son sus próximas sacrificadas.

Dentro de esta lluvia de recriminaciones, las "feministas" le han preguntado al fiscal general, Oscar Chinchilla, y a sus subalternos por qué "nunca dan la cara" para explicar en qué han invertido la partida adicional de 50 millones de lempiras que fue aprobada para investigar los crímenes contra las mujeres.

Otro cuestionamiento: ¿Cuáles son los resultados de la comisión especial que recientemente fue creada para abordar y dar respuestas ante el flagelo de la criminalidad en perjuicio de las mujeres?

Hasta el momento no ha sido nombrado un tan solo investigador, con el objetivo de dar cuentas acerca de la irracional violencia en desmedro de las exponentes del género femenino.

Las cifras presentan a un Estado cómplice y responsable de la muerte de mujeres, expediente éstos cuya impunidad se sitúa en un 96 por ciento; es decir que por lo menos nueve de cada 10 asesinatos no es investigado ni concluye en el reconocimiento ni en la impartición de justicia para los culpables

Otras estadísticas retratan la violencia derramada sobre la población de mujeres, su estado de indefensión y su condición de vulnerabilidad en Honduras.

Y es que anualmente son presentadas un promedio de 20,000 denuncias de violencia doméstica e intrafamiliar que simplemente son engavetadas.

También es considerado como repudiable que cada año son cometidas unas 3,200 violaciones contra menores en edades que oscilan entre los dos y los 14 años.