La decisión del Gobierno respecto a la extensión del acuerdo de acompañamiento de la Misión de Apoyo contra la Corrupción (MACCIH), no nos ha sorprendido. Era un hecho anunciado desde finales de 2019.

Los voceros de la Administración Central han sostenido que será suscrito un acuerdo para la segunda fase de permanencia del organismo externo sobre la base de los instrumentos de los cuales Honduras es signatario.

Lo que hay que desmenuzar en todas sus aristas es la declaración del Gobierno en cuanto a la construcción de una plataforma de fortalecimiento de las entidades que combaten la podredumbre.

Porque la intención de crear una base de existencia "amigable" de la MACCIH se interpreta como una jugada para despojar al organismo de sus herramientas de actuación. ¡Todo para "blindar" a los corruptos!

Con todo y que el comunicado conjunto emitido por la Organización de Estados Americanos y el Gobierno de Honduras deja plasmado que no habrá cambios en el trabajo conjunto entre la MACCIH y la UFECIC, las dudas son justificadas en cuanto al significado puramente nominal del mismo.

En la realidad, lo más probable es que esa alianza sea cercenada en algunos de sus componentes y que se dé paso a un falso afianzamiento de la institucionalidad sobre la que descansa la labor de contraloría, intervención y persecución de los corruptos.

Claro que están en juego las maniobras de los corruptos para echar por la borda las actividades que ha llevado a cabo la MACCIH en los campos de la documentación y divulgación de los más infames episodios de descomposición que implican a figuras, tanto del sector público como de la égida privada.

Compartimos el criterio en el sentido que en el país se ha montado un tinglado invasivo para reducir a la MACCIH, de manera que sea convertido en un triste órgano asesor sin mayores espacios de movilidad.

¿Fiesta para los corruptos? Seguramente. Pero los hondureños debemos armar un frente más cohesionado, en aras de no permitir que los que han ocasionado daños imperdonables desde sus posiciones de poder y decisión no gocen de impunidad nunca más.

En la primera fase de su mandato, la MACCIH ha desnudado una serie de expedientes en los cuales están señalados más de medio centenar de individuos. Menos de una decena de ellos guardan prisión, un número similar están prófugos y cerca de una treintena gozan de medidas distintas de la cárcel.

¡Hay que darle continuidad a la batalla por la transparencia y la rendición de cuentas!