Se está convirtiendo en una legión el segmento de los menores de edad que intentan suicidarse o consuman el acto de quitarse la vida en Honduras.

Estudios focalizados revelan que un promedio de tres niños y jóvenes terminan con su existencia y este número va en aumento, principalmente en edades entre 10 y 16 años.

Estos eventos se han incrementado en los últimos tres años a un ritmo del 20 por ciento y la mayor incidencia se presenta en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés y Comayagua.

Llama la atención que cerca del 80 por ciento de quienes han consumado el acto de quitarse la vida son hombres y un 20 por ciento corresponden al sexo femenino.

Entre los hombres, los suicidios están concentrados en el bloque de edades entre 20 y 24 años, mientras que del lado de las mujeres, las muertes deliberadas se presentan entre los 15 y los 19 años.

Los mecanismos más utilizados por las personas que deciden acabar con su vida siguen siendo, en su orden: El ahorcamiento, la intoxicación y las armas de fuego.

Las cifras sobre suicidios son muy semejantes en el resto de países de Centroamérica, donde ha ido hacia el alza la cifra de niños y jóvenes que salen por la puerta falsa.

Costa Rica sobresale por el alto número de estos hechos trágicos. En los últimos años, la frecuencia ha sido de un suicidio cada 24 horas por factores asociados principalmente con la depresión.

En Guatemala, el promedio de suicidios es de uno o dos diariamente. Los estudios elaborados por expertos de esa país vecino, revelan que las mujeres entre 16 y 22 años son más propensas a cometer este acto, mientras que los hombres suelen suicidarse con más frecuencia entre los 40 y los 45 años.

Una realidad semejante vive El Salvador. En los últimos años se ha registrado en promedio un suicidio al día, pero con una peligrosa tendencia al alza entre la población de niños y de adolescentes entre los 15 y los 19 años.

En Nicaragua también van en aumento los suicidios. Se estima que al menos el cuatro por ciento de la población nicaragüense presenta problemas mentales como la depresión que los orilla a cortar su existencia.

En Honduras el reto en materia de salud mental es grande, puesto que existe una predisposición entre la población de niños y adolescentes a truncar su vida.